sábado, 15 de octubre de 2011

Ya me vi


Cuando me presento y digo “Soy Anita, y soy tamalera”, parece que fuera algo malo, una enfermedad. Que estuviera en una junta de Alcohólicos Anónimos
La verdad es que para mí no es un orgullo vender tamales, aunque me consuelo pensando que soy una empresaria, aunque no sea ni repeco.  ¡Y menos mal, porque eso suena contrario a la decencia!
Mi negocio es tan pequeño que el anafre y la vaporera no alcanzan a recibir el honroso título de pyme, ni a recibir un crédito por eso. La verdad es que, como me dedico al comercio informal tampoco me darían un crédito por no estar registrada ante Hacienda. Pero si así apenas me alcanza para medio vivir, menos si pagara impuestos.
El caso es que soy tamalera desde hace una eternidad, y, aunque no me enorgullece, tampoco me desagrada: peores cosas he hecho para ganarme la vida. Ninguna de ellas, por supuesto, me ha sacado de pobre. Supongo que no he sabido elegir bien. Debería ser política.
¡Ya me vi en mi curul! O en una Secretaría. O subsecretaría, de perdida. Bueno, de perdida no, que no estamos en Italia: allí una actriz porno puede ser diputada. Y, según me dicen, si una le da gusto al tal Berlusconi en la cama, puede ser premiada con un ministerio. El de cultura, por ejemplo, que no me iría nada mal.
Aquí en México las cosas son diferentes, aunque me dicen que el subsecretario de educación básica está en su cargo por acostarse con la hija de la Gordillo. Para mí que son meras habladas: yo no creo que el yerno de esta señora esté ahí debido a con quién se acuesta, que lo que lo ha encumbrado es a quién obedece.
Pero eso son especulaciones. Lo que me importa es que quiero entrarle a la política y llenarme los bolsillos de dinero sin trabajar mucho. Llevo toda la vida partiéndome el lomo y no salgo de pobre, unos años de descanso y riqueza no me vendrían mal.
Pero no. Sueños guajiros nomás.  ¿Quién querría a una tamalera de senadora? Y, encima, está la cosa del honor: un hombre público es un estadística; una mujer pública… bueno, ya saben ustedes que no es igual. Y yo no volvería a ejercer el oficio nunca más. Nunca lo hice ni lo volvería a hacer. Aunque por una subsecretaría o una curul…

1 comentario:

  1. Excelente crónica hermano !
    Las mejores historias están en la calle sin lugar a dudas.
    Un abrazo por éste espacio recién descubierto.

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